miércoles, 18 de marzo de 2009

Historia del Árbol de Navidad

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Ante la falta de registros históricos sobre el tema debemos recurrir a la tradición oral para conocer de dónde viene el árbol de navidad. Los orígenes del uso de árboles para simbolizar conceptos de orden religioso se pierden en el tiempo y se tiene referencias históricas de esto en varias culturas tanto orientales como occidentales.

Árboles en la Biblia

El la Biblia fue un árbol, el de la ciencia del bien y del mal de cuyo fruto Dios prohibió al hombre que comiese (Gen 2:9,3:22), además se menciona el árbol de la vida (Génesis 3:22;3:24; Apocalipsis 2:7; 22:2 y 22:14), algunos de los que adornan árboles para navidad dicen que éstos simbolizan justamente el árbol de la vida. En la propia Biblia encontramos que se cita a los árboles varias veces como figura a veces de cosas positivas y deseables y a veces de cosas negativas ( Como símbolo de Cristo
Rom 11:24; Ap. 2:7; Ap. 22:2; Ap. 22:14; de esperanza Pro 3:18; De Reyes Isa 10:34; Eze 17:24; Eze 31:7-10; Dan 4:10-14; De la vida y conversación del justo Pro 11:30; Pro 15:4; De la inocencia de Cristo Luc 23:31; Del buen fruto de los santos Num 24:6; Sal 1:3; Isa 61:3; Jer 17:8; Mat 7:17; Mat 7:18; Del debilitamiento Ose 9:16; Isa_7:2; Del mal fruto de los malvados Mat 7:17-19; De una persona inútil Isa 56:3; etc. Luk 23:31; etc.)

Árboles en las culturas paganas

Si la propia cultura judía – cristiana usa árboles como metáforas para ilustrar conceptos espirituales no es de extrañar que la imponente presencia de éstas plantas haya inspirado a los paganos para también usarles en sus enseñanzas religiosas. Algunos grupos no cristianos llegaron incluso a adorar a ciertos árboles como a divinidades y de más está decir que ésta práctica es abominación para el Señor. En la Biblia se habla que muchas religiones idólatras buscaban árboles de mucho follaje para hacer sus ritos paganos (Deu 12:2, Jer 2:20; Isa 57:5; Isa 57:7).

En las historia encontramos referencias por todo el mundo de culturas en las que el árbol tiene un papel protagónico El Arbol de Açvatta (c con cedilla) de los Hindues; el árbol paradisiaco HAOMA de los Persas; El árbol de las manzanas áureas de Jardín de la Hespérides; El árbol del Vellocino de Oro de Jasón. En la Tradición de la Kabalá (esto es una redundancia necesaria, Kabalá en hebreo significa tradición) en el Arbol de los Shefirot residen los valores de la sabiduría y el poder (Tanto en la tradición Védica el árbol de Açvatta el árbol esta invertido, como en el del Purgatorio de Dante, lo que simboliza que en el Cielo esta su alimento) . En Mesoamérica el árbol guarda un significado místico, inclusive tenían el ahuehuete como árbol sagrado. Las tribus nórdicas europeas y americanas algunos grupos como los druidas, tenían árboles sagrados alrededor de los cuales se reunían para ritualmente entrar en comunión con sus dioses. Es, al parecer, justamente la tradición nórdica la que se constituye en el punto de referencia histórico del origen del árbol de navidad.

Tanta presencia y preeminencia de los árboles dentro del paganismo ha creado en el último siglo en distintos grupos cristianos una animadversión hacia el adornar árboles en Navidad, animadversión que por supuesto comparten aquellos grupos que por motivos históricos se oponen a la celebración de la navidad misma.

El árbol y la Navidad

Las religiones paganas nórdicas celebraban mediante sus druidas una serie de rituales y sacrificios alrededor de abetos o fresnos, esto tiene su origen en la creencia que ellos tenían en el que llamaban “el árbol universal”, un árbol cósmico del que pendían la luna, las estrellas en sol y todo el universo (nótese la semejanza con la decoración moderna del árbol). Según su creencia su dios Odín estuvo suspendido en éste árbol durante sus nueve días iniciáticos. En éste contexto es que llega a Germania un misionero cristiano (en realidad católico romano), San Bonifacio (que en inglés es Winfred). Bonifacio era un monje inglés y dedicó su obra misionera a los germanos, es a él a quien la mayor parte de los historiadores le atribuyen el uso inicial del árbol como símbolo dentro del cristianismo. Bonifacio recorre las tierras de lo que ahora es Alemania entre los siglos VII y VIII predicando el cristianismo y tratando que la gente deje de lado el paganismo, se tienen datos que interrumpía los ritos paganos celebrados en los bosques y derribaba los árboles que eran objeto de culto. Por el tiempo que Bonifacio estuvo en Germania ya era tradición de las familias germanas que en el invierno se adornara el interior de las casas con ramas de árboles, panes y frutas para dar cierta alegría al ambiente en medio del inclemente invierno nórdico. Existen varias versiones sobre como es que Bonifacio introduce el árbol al cristianismo, unos dicen que en una ocasión en que interrumpió un sacrificio humano dio el árbol a los druidas a cambio de la víctima que iba a ser sacrificada. Otros cuentan que al caer uno de los árboles que derribó este aplastó toda la vegetación que había en su trayecto pero se salvó un pequeño árbol, cosa que hizo pensar al monje que algún tipo de acción milagrosa había salvado al arbolito. Otros afirman que simplemente Bonifacio se cansó de pelear contra las costumbres de los paganos y aceptó el sincretismo.

Después de el dato de Bonifacio no tenemos mucha documentación a cerca de los árboles de navidad hasta la reforma, época en la que la costumbre se extiende en el hemisferio norte. Cuenta la tradición alemana que Martín Lutero volvía a su casa en Wittenberg una fría noche de invierno cuando vio como las estrellas del cielo se reflejaban en el hielo que se había formado sobre los árboles, quedó tan sobrecogido con el espectáculo que llegando a su casa tomó un árbol, lo cortó lo puso dentro de la sala y lo decoró con velas (emulando lo que había visto) y con manzanas. La costumbre fue imitada por muchos alemanes en la época navideña. Lutero aprovechó el árbol como instrumento para enseñar a los fieles reformados sobre los regalos que los hombres hicieron en el nacimiento de Cristo y temas relacionados a la estrella de Belén. Los primeros documentos que nos hablan de la costumbre de colocar en Navidad árboles de abeto o de pino en las casas son del s. XVII y menciona a la región de Alsacia, tierra que se encuentra como Alemania y Francia. Una ordenanza forestal editada en l 561 en Ammerschweier, Alsacia, establecía que "ningún aldeano podría tener más de una árbol de Navidad, y nunca de altura superior a ocho veces la longitud de su zapato". La decoración en aquella época consistía en colgar "rosas de papel de colores, manzanas, tortitas y dulces". En los países nórdicos, en el s XVI, se empiezan a reunir las familias en torno a un árbol de Navidad. El día 24 los niños eran llevados a pasear o de día de campo, mientras los adultos colocaban y decoraban con dulces y juguetes el árbol; a su regreso los niños eran sorprendidos con el árbol y así daba inicio la celebración de la fiesta de Navidad.

La costumbre deja de ser exclusivamente germana y pasa a convertirse en europea por la intervención de la casa de Hannóver, Jorge III (y sobre todo su esposa Carlota), y más tarde el Principe Consorte Alberto de Sajonia-Coburgo, celebre marido de la reina Victoria quienes son los primeros en decorar sus palacios con árboles de Navidad en Inglaterra, sumándolo en poco tiempo a todas las tradiciones navideñas británicas. Los inmigrantes llevaron la tradición a Estados Unidos, datos se tienen de árboles de navidad en la época de la guerra de la independencia entre los colonos de ascendencia alemana en Pensilvania.

Fue Estados Unidos el que más colaboró en que la costumbre del árbol de Navidad se extendiera por todo el mundo. Después de la segunda guerra mundial el árbol de navidad se convierte en un icono de la celebración de navidad en Estados Unidos y es presentado al mundo como un artículo de consumo imprescindible de la época navideña. En Latinoamérica no se tiene de que los árboles de Navidad hayan sido una costumbre popular antes de los años 50 cuando empiezan a aparecer en México. Ya para la época de los 60 el árbol de Navidad había llegado hasta la Patagonia y se había sumado a la tradición de armar un pesebre con estatuillas, tradición propia de la cultura católico-romana que se atribuye a Francisco de Asís.